SOPA DE LETRAS SOBRE LA HISTORIA DEL CONOCIMIENTO - GNOSEOLOGIA
miércoles, 12 de febrero de 2014
ACTIVIDADES FILOSOFÍA GRADO 10
GUÍA No. 1
PREGUNTA
PROBLEMATIZADORA: ¿Es aún
útil la filosofía en un mundo que
privilegia el avance de la ciencia y la tecnología por encima de cualquier otra
consideración?
TEMAS A DESARROLLAR: Aprendiendo
a filosofar. ¿Qué es pensar? /2. Introducción a la filosofía. /3. La
división de la filosofía. /4. Los métodos de la filosofía. /5. Proceso
histórico de la filosofía: clásica, Medieval, Moderna, contemporánea.
DESEMPEÑOS A ALCANZAR: Reconoce la necesidad y la aplicación de la reflexión filosófica en
el mundo contemporáneo. Diferencia la
filosofía de otras disciplinas que integran el conocimiento humano. Escribe
textos (Tipo ensayo) donde plasma sus reflexiones y pensamientos, haciendo uso de las competencias básicas
(interpretativa, argumentativa y
propositiva). Utiliza la reflexión filosófica como herramienta para manejar los conflictos
internos y con los demás. Utiliza las herramientas informáticas
para el desarrollo de proyectos y
actividades
ACTIVIDADES A DESARROLLAR Y
EVALUAR: Participación activa en los debates que se desarrollan en el aula. (Preguntas,
respuestas). Escritura de textos tipo ensayo (manejo de la técnica de la
escritura). Resumen y análisis de los
textos sugeridos. Lectura libre (presentación de informe de lo que lee).
Desarrollo de talleres y actividades de clase. Revisión del portafolio-
filosófico (donde plasma sus reflexiones personales y avances en su proceso de aprendizaje).
Evaluación escrita de competencias y tipo ICFES
AGENDA DE TRABAJO
1. Realización de Ensayo sobre el
texto de Eric Fromm “El arte de Amar”. Aplicando la metodología del Ensayo y
del resumen
2. Resumen sobre el origen de la
filosofía (aplicando la técnica del resumen)
3. Construir crucigrama con las
ramas de la filosofía: la lógica, la cosmología, Antropología filosófica, la
psicología, la gnoseología o teoría del conocimiento, la ontología, la
filosofía de la religión, la ética, la axiología, la estética y la filosofía de
la Historia. (Fecha de entrega jueves 20 de febrero)
4. Realización de resumen sobre
el texto: Los métodos de la filosofía. Y consultar las biografías de: Sócrates,
Platón, Aristóteles y Descartes. (Fecha de entrega 6 de marzo)
5. Evaluación de periodo: 12 de
marzo (valor 100$)
6. Revisión de portafolio
filosófico: Incluye Historia de vida;
Crucigrama en hoja de bloc; ensayo sobre
el amor, corregido en hojas de bloc. Reflexiones personales e informe sobre lectura libre. (13 de marzo - valor 14%, es una nota de seguimiento)
BIBLIOGRAFÍA
MOSOS GUZMAN Y DELGADILLO LOPEZ, Luis Eduardo y
Fernando. Filosofía 10°. Bogotá.
Educar Editores, 1996 / ARCHILA RUIZ,
Leonardo y otros. Filosofía 10°. Bogotá. Editorial Santillana. 2000 /
Modulo 1 de Editorial Santillana / GAARDER, Jostein. El Mundo de Sofía /
ONFRAY, Michel. El anti manual de filosofía / sofia1.bligoo.cl - albanidiadinamizadordigital.blogspot.com.
OBSERVACIONES: El estudiante, previo acuerdo con la docente, puede buscar asesoría individual, de manera presencial o virtual,
esta búsqueda de asesoría se le evalúa como participación en el Área.
DEFINICIÓN DE FILOSOFÍA
Definición nominal de
Filosofía
En el término
filosofía intervienen dos palabras
griegas: Philo, y sophia, que significa la primera amor y la segunda, sabiduría. Amor a la sabiduría.
¿Qué es la
filosofía? (Fragmento El mundo de Sofía)
Querida Sofía. Muchas personas tienen distintos hobbies. Unas
coleccionan monedas antiguas o sellos, a otras les gustan las labores, y otras
emplean la mayor parte de su tiempo libre en la práctica de algún deporte.
A muchas les gusta
también la lectura. Pero lo que leemos es muy variado. Unos leen sólo
periódicos o cómics, a algunos les gustan las novelas, y otros prefieren libros
sobre distintos temas, tales como la astronomía, la fauna o los inventos
tecnológicos.
Aunque a mi me interesen los caballos o las piedras preciosas, no
puedo exigir que todos los demás tengan los mismos intereses que yo. Si sigo
con gran interés todas las emisiones deportivas en la televisión, tengo que
tolerar que otros opinen que el deporte es aburrido.
¿Hay, no obstante, algo
que debería interesar a todo el mundo? ¿Existe algo que concierna a todos los
seres humanos, independientemente de quiénes sean o de en qué parte del mundo
vivan? Si, querida Sofía, hay algunas cuestiones que deberían interesar a todo
el mundo. Sobre esas cuestiones trata este curso.
¿Qué es lo más
importante en la vida? Si preguntamos a una persona que se encuentra en el
límite del hambre, la respuesta será comida. Si dirigimos la misma pregunta a
alguien que tiene frío, la respuesta será calor. Y si preguntamos a una persona
que se siente sola, la respuesta seguramente será estar con otras personas.
Pero con todas esas necesidades cubiertas, ¿hay todavía algo que
todo el mundo necesite? Los filósofos opinan que sí. Opinan que el ser humano
no vive sólo de pan. Es evidente que todo el mundo necesita comer. Todo el
mundo necesita también amor y cuidados. Pero aún hay algo más que todo el mundo
necesita. Necesitamos encontrar una respuesta a quién somos y por qué vivimos.
Interesarse
por el por qué vivimos no es, por lo tanto, un interés tan fortuito o tan
casual como, por ejemplo, coleccionar sellos. Quien se interesa por cuestiones
de ese tipo está preocupado por algo que ha interesado a los seres humanos
desde que viven en este planeta. El cómo ha nacido el universo, el planeta y la
vida aquí, son preguntas más grandes y más importantes que quién ganó más
medallas de oro en los últimos juegos olímpicos de invierno.
La
mejor manera de aproximarse a la filosofía es plantear algunas preguntas
filosóficas:
¿Cómo
se creó el mundo? ¿Existe alguna voluntad o intención detrás de lo que sucede?
¿Hay otra vida después de la muerte? ¿Cómo podemos solucionar problemas de ese
tipo? Y, ante todo: ¿cómo debemos vivir?
En
todas las épocas, los seres humanos se han hecho preguntas de este tipo. No se
conoce ninguna cultura que no se haya preocupado por saber quiénes son los
seres humanos y de dónde procede el mundo.
En
realidad, no son tantas las preguntas filosóficas que podemos hacernos. Ya
hemos formulado algunas de las más importantes. No obstante, la historia nos
muestra muchas respuestas diferentes a cada una de las preguntas que nos hemos
hecho.
Vemos,
pues, que resulta más fácil hacerse preguntas filosóficas que contestarlas.
También
hoy en día cada uno tiene que buscar sus propias respuestas a esas mismas
preguntas. No se puede consultar una enciclopedia para ver si existe Dios o si
hay otra vida después de la muerte. La enciclopedia tampoco nos proporciona una
respuesta a cómo debemos vivir. No obstante, a la hora de formar nuestra propia
opinión sobre la vida, puede resultar de gran ayuda leer lo que otros han
pensado.
La
búsqueda de la verdad que emprenden los filósolos podría compararse, quizás,
con una historia policiaca. Unos opinan que Andersen es el asesino, otros creen
que es Nielsen o Jepsen. Cuando se trata de un verdadero misterio policiaco,
puede que la policía llegue a descubrirlo algún día. Por otra parte, también
puede ocurrir que nunca lleguen a desvelar el misterio. No obstante, el
misterio sí tiene una solución.
Aunque
una pregunta resulte difícil de contestar puede, sin embargo, pensarse que
tiene una, y sólo una respuesta correcta. O existe una especie de vida después
de la muerte, o no existe.
A
través de los tiempos, la ciencia ha solucionado muchos antiguos enigmas. Hace
mucho era un gran misterio saber cómo era la otra cara de la luna. Cuestiones
como ésas eran difícilmente discutibles; la respuesta dependía de la
imaginación de cada uno. Pero, hoy en día, sabemos con exactitud cómo es la
otra cara de la luna. Ya no se puede «creer» que hay un hombre en la luna, o
que la luna es un queso.
Uno
de los viejos filósofos griegos que vivió hace más de dos mil años pensaba que
la filosofía surgió debido al asombro de los seres humanos. Al ser humano le
parece tan extraño existir que las preguntas filosóficas surgen por sí solas,
opinaba él.
Es como cuando contemplamos
juegos de magia: no entendemos cómo puede haber ocurrido lo que hemos visto. Y
entonces nos preguntamos justamente eso: ¿cómo ha podido convertir el
prestidigitador un par de pañuelos de seda blanca en un conejo vivo?
A
muchas personas, el mundo les resulta tan inconcebible como cuando el
prestidigitador saca un conejo de ese sombrero de copa que hace un momento
estaba completamente vacío.
En
cuanto al conejo, entendemos que el prestidigitador tiene que habernos
engañado. Lo que nos gustaría desvelar es cómo ha conseguido engañarnos.
Tratándose del mundo, todo es un poco diferente. Sabemos que el mundo no es
trampa ni engaño, pues nosotros mismos andamos por la Tierra formando una parte
del mismo. En realidad, nosotros somos el conejo blanco que se saca del
sombrero de copa. La diferencia entre nosotros y el conejo blanco es
simplemente que el conejo no tiene sensación de participar en un juego de
magia. Nosotros somos distintos. Pensamos que participamos en algo misterioso y
nos gustaría desvelar ese misterio.
P.D. En cuanto al conejo blanco, quizás convenga compararlo con el
universo entero. Los que vivimos aquí somos unos bichos minúsculos que vivimos
muy dentro de la piel del conejo. Pero los filósolos intentan subirse por
encima de uno de esos finos pelillos para mirar a los ojos al gran
prestidigitador.
IMPLICACIONES
PEDAGÓGICAS
La filosofía como dice el
pensador español Ortega y Gasset, nos ayuda a ubicarnos en la vida cuando
estamos perdidos, por ello los problemas de la filosofía son los problemas de
la vida, de lo diario. La filosofía ha sido y es para cada época de la
historia, una respuesta concreta a la situación, a la cultura, a las
necesidades, a la búsqueda de sentido.
El hacer filosofía es un
acto consciente que exige descubrir el sentido de lo que hacemos, darnos cuenta
del por qué realizamos las cosas y la forma como las realizamos, por ello es
inevitable que el estudiante sea un filósofo que impacte en la casa, el
colegio, con los amigos, y ello sólo es posible a través de la construcción de
su personalidad, de sus criterios y de
su propia identidad.
Ser filósofo hoy es un
reto, un riesgo y una lucha, pues la sociedad contemporánea nos ofrece una
multitud de modelos para imitar y espera que sean asimilados sin cuestionarlos.
Nos preguntamos - ¿Qué
importancia tiene entonces la filosofía para el hombre y la sociedad hoy? – Al
hombre individual, la filosofía le brinda la satisfacción intelectual que
proporciona el saber más y entender mejor el por qué de las cosas y de sí
mismo. A la sociedad, la filosofía le ayuda a comprender los valores supremos
existentes en la realidad del hombre y del mundo, para establecer el origen, el
sentido y la finalidad de fenómenos tales como la cultura, la ciencia, la
política y la historia. La filosofía no recurre al criterio de creencia, sino
al de conocimiento racional y bien fundado. La importancia de la filosofía
radica en que es un saber sistemático y ordenado que se constituye en una guía
moral para la vida individual y social.
Basa al filósofo su
reflexión para sentirse pagado de su esfuerzo; es el suyo un saber gratuito.
Pero además de la satisfacción intelectual que proporciona el saber más, la
filosofía tiene por finalidad proporcionar al hombre:
-
Una manera especial de ver el
mundo en cuanto totalidad significante.
-
Una interpretación de todos los
fenómenos: naturales y sociales.
-
Un método sistemático y ordenado
de jerarquizar los niveles del conocimiento.
-
Una guía moral para la vida individual y social.
El filósofo griego
Aristóteles dijo que lo primero que
movió al hombre a hacer las primeras indagaciones fue la admiración ante las
cosas. Este mismo pensamiento lo expresa
el filósofo alemán Arthur Schopenhauer.
“Sólo pocos abrazan seriamente el misterio de la existencia humana...
Así como el animal se pasa toda su vida
sin mirar más allá de sus necesidades y, por
tanto, no se admira de que el mundo exista, y que sea como es,
igualmente los hombres de aptitudes corrientes tampoco sienten mucha admiración por el mundo. el
hombre corriente encuentra que todo es muy natural. A veces se sorprende de
algún acontecimiento insólito y desea conocer su causa; pero lo maravilloso que
hay en la totalidad de los acontecimientos, lo maravilloso de su propia vida,
es algo de lo que aun no se entera. Por eso está propenso a burlarse de los que se maravillan y reflexionan
acerca de aquellas cosas y se ocupan de tales investigaciones”.
PARTES DE LA
FILOSOFÍA
La filosofía comprende:
La
lógica: estudio de las formas generales del pensamiento, como son:
la idea, el juicio, el
raciocinio, que conducen al hombre a
pensar rectamente.
La
cosmología o filosofía de la naturaleza: Estudia
el mundo material a partir de sus causas, razones constitutivas últimas. Se
reduce al estudio de los cuerpos, en cuanto cuerpos, e igualmente estudia
la vida que es principio intrínseco de los seres vivos.
La Antropología filosófica:
estudia al hombre y responde a las preguntas: ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es
el significado de su existencia? ¿Hacia donde
se dirige el hombre? Es decir,
toma al hombre en su totalidad, que lo abarca todo, y a la vez le da un miramiento trascendente.
La
psicología: Estudia al hombre en su psiquis;
en los fenómenos psíquicos, tanto en la naturaleza como en su obrar.
La
gnoseología: Estudia la
posibilidad del conociminto. ¿Se
puede conocer? ¿Qué conoce el hombre?
¿El hombre puede llegar a la verdad? ¿Qué criterios existen para llegar a un conocimiento real y
racional de las cosas? . todos los anteriores interrogantes son las formulaciones que hace la teoría del conocimiento.
La
ontología: estudia el Ser en cuanto ser.
La Filosofía
de la Religión
o teología natural: indaga acerca de la naturaleza y existencia de Dios, ¿Existe Dios? ¿Cómo
comprueba su existencia? . Son los principales planteamientos de esta teología natural.
La ética:
estudia la conducta moral del hombre.
Estudia los actos humanos en su moralidad, es decir, en su
referencia al último fin del hombre.
La
axiología: es el estudio de los
valores. Se pregunta: ¿Existen los valores en sí y por sí? ¿Los valores pueden conocerse y de que naturaleza
es este conocimiento? ¿Cuál es la esencia del valor? Son preguntas que
se plantea la axiología.
Estética: Tiene
por objeto de estudio la belleza y el arte en general. La estética es ciencia
de lo bello. Para Platón, “lo bello es lo bello en sí, perfecto, absoluto e
intemporal”[1]
Filosofía de la historia: Esta
disciplina reflexiona sobre el presente y el pasado históricos del hombre, y
fue introducida en el ambiente de la cultura por Voltaire en el siglo XVIII.
Para Voltaire, la filosofía de la historia es una ciencia crítica y racional.
Ahora bien, existen concepciones opuestas en torno a la historia y con ello en
torno al hombre inmerso en el devenir de la historia. De este modo, se podría
preguntar sobre el sujeto real de la historia. Y Marx, filósofo y crítico de
Hegel, responderá que son las condiciones históricas y sociales en que viven
los hombres, concretos, quienes son los hacedores de su propia historia. En
fin, los hombres hacen su historia, aunque, como dice Marx, siempre en
circunstancias determinadas.
[1] SÁNCHEZ VÁZQUEZ, Adolfo. Introducción a la estética. México:
Grijalbo, 1994, p. 48.
EL
ENSAYO: 10 PISTAS PARA SU COMPOSICION [1]
1. Un ensayo es la
mezcla entre arte y la ciencia (es
decir, tiene un elemento creativo –
literario - y otro lógico - de manejo de ideas -). En esta doble esencia
del ensayo (algunos hablarán por eso de un género híbrido) es donde radica su potencia
y su dificultad. Por ser un centauro- mitad de una cosa
y mitad de otra- el ensayo puede
cobijar todas las áreas
del conocimiento, todos los temas. Sin
embargo, sea el motivo que fuere,
el ensayo necesita de una “fineza” de escritura que lo haga
altamente literario.
2. Un ensayo no es un
comentario ( la escritura propia de la opinión) sino una reflexión,
casi siempre a partir de la reflexión de
otros ( esos otros no necesariamente
tienen que estar explícitos, aunque, por
lo general, se los menciona
a pie de página o en las notas o referencias). Por eso el ensayo
se mueve más en los juicios y en
el poder de los argumentos (no
son opiniones gratuitas); en el
ensayo se deben sustentar las ideas.
Mejor aún, la calidad de un ensayo se
mide por la calidad de la ideas, por la manera
como las expone, las confronta, las pone en consideración.
Si no hay argumentos de peso, si no se han trabajado de antemano, el ensayo cae en el mero parecer, en la mera suposición.
3. Un ensayo discurre. Es un
discurso pleno. Los buenos ensayos se
encadenan, se engarzan de manera
coherente. No es poniendo una idea
tras otra, no es sumando ideas
como se compone un buen ensayo. Es tejiéndolas de manera
organizada. Jerarquizando las
ideas, sopesándolas (recordemos que ensayo viene de “exagium”, que significa,
precisamente, pesar, medir, poner en la balanza). Si en un ensayo no hay
una lógica de composición, así como
en la música, difícilmente los resultados serán
aceptables. De allí también la importancia de un plan, de un esbozo, de un mapa guía
para la elaboración del ensayo.
4. En tanto que discurso, el
ensayo requiere del buen uso de los
conectores (hay que disponer de una
reserva de ellos); los conectores son
las bisagras, los engarces
necesarios para que el ensayo no
parezca desvertebrado. Hay conectores
de relación, de consecuencia, de casualidad; los hay también para resumir o para enfatizar. Y a la
par de los conectores, es indispensable
un excelente manejo de los signos
de puntuación. Gracias a la coma y al punto y coma (este es uno de los más
difíciles de usar), gracias al punto
seguido…, es como el ensayo respira, tiene un ritmo, una transpiración. Es el
conocimiento adecuado de los signos de puntuación el que convierte a nuestros ensayos en monótonos
o livianos, interesantes o
densos; ágiles o farragosos.
5. Hay dos grandes tipos de ensayos: uno, línea
Montaigne (pueden leerse, por ejemplo.
“De como filosofar es aprender a morir”, “De
la amistad”. “De los libros”); y otro,
línea Bacon (léase, al menos dos: “De los estudios”, De las
vicisitudes de las cosas”). En el primer
caso, el ensayo es más subjetivo,
abunda la citación - de manera muy propia- ; en el segundo, el
ensayo es más objetivo, y no hay ninguna
referencia explícita, o son muy escasas.
Tanto Montaigne como Bacon son maestros
para desarrollar las ideas. Tanto
uno como otro hacen lo evidente, profundo; lo cotidiano
sorprendente. Ambos apelan a otras voces,
ambos recurren al pasado - a
otros libros –para exponer sus puntos de vista. Ambos emiten
un juicio: se aventuran a
exponer su pensamiento. Es
importante releer a estos
so autores; fuera de ser un
goce y un reencuentro con la buena prosa, son ensayos - modelo, aprovechables por cualquiera que desee aprender o
perfeccionar su escritura ensayística. En el mismo sentido,
deberíamos apropiarnos de la creación ensayística
de Emerson y Chesterton,
recomendada una y otra vez por Jorge
Luis Borges.
6. Otros ensayos
exquisitos son los escritos por Alfonso Reyes y Pedro Hernández Ureña. Un mexicano y un dominicano. Ensayos de peso, con
profundidad y, sobre todo, realizados
con todos los recursos literarios
y el poder de la indignación. Quien haya leído. “notas sobre la
inteligencia americana” de Reyes. O
“Seis ensayos en busca de nuestra
expresión” de Ureña, no ha sentido como una
revelación de la escritura
potente, de la escritura gestora de mundos. Hay
una “marca de estilo” en estos dos ensayistas, una “impronta”
personalista, que pone al ensayo en el
mismo nivel del cuento o el poema. Cuando uno lee los ensayos de Reyes o Ureña, lo que lee- además de un pensamiento vigoroso- es una excelente
literatura.
7. Reyes y Ureña son los iniciadores, por decirlo así, de
una larga tradición que va hasta Sábato
y Borges. Consúltese la compilación El
Ensayo Hispanoamericano del siglo XX hecho por John Skirius; en este
texto se condensan voces de ensayistas latinoamericanos
valiosos: Manuel González Prada, Fernando
Ortiz, José Carlos Mariátegui, Ezequiel Martínez Estrada, Luis Alberto
Sánchez, Germán Arciniegas, Arturo Uslar Pietri, Eduardo Caballero Calderón.
Enrique Anderson Imbert…y, por supuesto, Octavio Paz, Julio Cortázar y
Gabriel García Márquez. Puede mirarse,
de igual manera, la selección hecha por
José Luis Martínez, El ensayo
mexicano moderno; en este libro
resaltan los de José Vasconcelos, Ramón López Velarde, Julio Torri,
Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta, Edmundo
O”Gorman y Leopoldo Zea, entre otros. Y para una perspectiva más
nuestra, sería interesante y necesario conocer la selección elaborada
por Jorge Eliécer Ruíz y Juan
Gustavo Cobo-Borda, Ensayistas colombianos del siglo XX: en esta
selección descubriremos voces poco conocidas, la de Baldomero Sanín
Cano (“De lo exótico”), “La civilización manual”), y la de Hernando Téllez (“La
Originalidad literaria”, “Traducción”). Basten estos textos y estos
autores para mostrar cómo hay una
enorme tradición en la producción
ensayística. Tómese, entonces, como
abrebocas o “textos de iniciación”.
8. Para elaborar un ensayo, entre las muchas cosas que
deben tenerse en cuenta, resaltaría las siguientes:
- Cuál es la idea o ideas base que articulan el texto. En
otros términos, cuáles son los
argumentos fuertes que se desean exponer o la idea que quiere debatirse o ponerse en
cuestionamiento. Esta idea (o estas
ideas) tiene que ser
lo suficientemente
sustentada en el desarrollo del mismo ensayo.
- Con qué fuentes o en qué
autores se sustenta nuestro argumento; a
partir de qué o quiénes,
con qué material de contexto se cuenta; en síntesis,
cuáles son nuestros puntos de
referencia. Este el lugar apropiado para la bibliografía, para la
citación y las diversas notas.
-Qué se va a decir en el
primer párrafo, qué en el segundo, qué en el último (recordemos que la forma
del ensayo es fundamental;
recordemos también que antes del
ensayo hay que elaborar un
esbozo, un mapa de composición). Qué
tipo de ilación (sin hache) es la que nos
proponemos: de consecuencia, de contraste de relación múltiple. Es muy
importante el “gancho” del primer párrafo: cómo vamos a seducir al lector, qué nos interesa
tocar en él; igual fuerza debe tener el último párrafo: cómo queremos cerrar, cuál es la última
idea o la última frase que nos importa dejar en la memoria de nuestro
receptor.
-Aunque no siempre el último párrafo es una
conclusión, si debe el ensayo tener un momento de cierre (de síntesis), desde el cual puedan abrirse
nuevas ventanas, otras escrituras. El último párrafo es una invitación
a un nuevo ensayo (los ensayos se alimentan de otros ensayos: un
ensayo abre camino a otros aún no
escritos).
-El ensayo no debe ser tan
corto que parezca una meditación, ni tan largo que se asemeje a un tratado. Hay una zona medianera: entre
tres páginas (por decir alguna magnitud. Pero sea cual sea la extensión, en cada ensayo
debe haber una tesis (con sus pros
y sus contras), y la síntesis
necesaria. No olvidemos
que el ensayo es una pieza de
escritura completa.
- Las anteriores
puntualizaciones no son excluyentes con otros
estilos o con otras maneras
de elaboración del ensayo ni
pueden leerse como una camisa de fuerza
; son
tan sólo recomendaciones.
Indicaciones generales. Indicios.
9. Cuando el ensayo
oscila entre las dos y las tres páginas, sobran los subtítulos. Cuando
tiene un número de páginas mayor
puede recurrirse a varios sistemas: uno, subtitulado; otro,
separando las partes significativas del ensayo
con numerales (yo llamo a este
tipo de ensayo, de cajas chinas”). No debe olvidarse que cada
una de las partes del ensayo precisa
estar interrelacionada. Aunque “partamos” el ensayo (con subtítulos,
frases o números), la totalidad del mismo (el conjunto) debe permanecer
compacta. Si dividimos un ensayo,
las piezas que salgan de él exigen estar en relación de interdependencia.
10. No podría terminar
estas diez piezas sin antes
mencionar el papel fundamental del género para el ejercicio y el desarrollo del pensamiento. Por medio del ensayo es que
“nos vamos ordenando la cabeza; es
escribiendo ensayos como probamos nuestra “lucidez” o nuestra “torpeza mental”. Cuando
Theodoro Adorno, en un escrito llamado – precisamente- “El ensayo como forma” señala el papel
crítico de este tipo de escritura, lo que en verdad sugiere es la fuerza del ensayo como motor de la
reflexión, como generador de la duda y
la sospecha. El ensayo siempre “pone en
cuestión”, diluye las verdades dadas, se esfuerza por mirar
los grises de la vida y de la
acción humana. El ensayo
saca a la ciencia de su “excesivo formalismo” y pone la lógica al alcance del arte. Es simbiosis. Otro tanto
había escrito George Lukács en su
carta a Leo Popper: La esencia del
ensayo radica en su capacidad para juzgar. Los ensayistas de oficio
saben que las verdades son provisionales, que toda doctrina
contiene también su contrario, que todo sistema alberga su fisura. Y el ensayo, que es siempre la búsqueda, no hace otra cosa
que “hurgar” o remover
en estas grietas de las estructuras. Digamos que el ensayo – puro ejercicio del pensar- es
el espejo del propio pensamiento.
I. ¿ES EL AMOR UN ARTE? (ERIC FROMM)
¿Es el amor un arte? En tal caso, requiere conocimiento y esfuerzo.
¿O es el amor una sensación placentera, cuya experiencia es una
cuestión de azar, algo con lo que uno «tropieza» si tiene suerte? Este libro se basa en la primera premisa, si bien es indudable que la mayoría de la gente de hoy cree en la segunda.
No se trata de que la gente piense que el amor carece de importancia. En realidad, todos están sedientos de amor; ven innumerables películas basadas en historias de amor felices y desgraciadas, escuchan centenares de canciones triviales que hablan del amor, y, sin embargo, casi nadie piensa que hay algo que
aprender acerca del amor.
Esa peculiar actitud se basa en varias premisas que, individualmente o combinadas, tienden a sustentarla. Para la mayoría de la gente, el problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia capacidad de amar. De ahí que para ellos el problema sea cómo lograr que se los ame, cómo ser dignos de amor.
Para alcanzar ese objetivo, siguen varios caminos. Uno de ellos, utilizado en especial por los hombres, es tener éxito, ser tan poderoso y rico como lo permita el margen social de la propia posición. Otro, usado particularmente por las mujeres, consiste en ser atractivas, por medio del cuidado del cuerpo, la ropa, etc. Existen otras formas de hacerse atractivo, que utilizan tanto los hombres como las mujeres, tales como tener modales agradables y conversación interesante, ser útil, modesto, inofensivo. Muchas de las formas de hacerse querer son iguales a las que se utilizan para alcanzar el éxito, para «ganar amigos e influir sobre la gente». En realidad, lo que para la mayoría de la gente de nuestra cultura equivale a digno de ser amado es, en esencia, una mezcla de popularidad y sex-appeal.
La segunda premisa que sustenta la actitud de que no hay nada que aprender sobre el amor, es la suposición de que el problema del amor es el de un objeto y no de una facultad. La gente cree que amar es
sencillo y lo difícil encontrar un objeto apropiado para amar -o para ser amado por él-. Tal actitud tiene varias causas, arraigadas en el desarrollo de la sociedad moderna. Una de ellas es la profunda ansiosa por conocer los motivos del fracaso y por corregir sus errores
-o renunciaría a la actividad-. Puesto que lo último es imposible en el caso del amor, sólo parece haber una forma adecuada de superar el fracaso del amor, y es examinar las causas de tal fracaso y estudiar el significado del amor.
El primer paso a dar es tomar conciencia de que el amor es un arte, tal como es un arte el vivir. Si deseamos aprender a amar debemos proceder en la misma forma en que lo haríamos si quisiéramos aprender cualquier otro arte, música, pintura, carpintería o el arte de la medicina o la ingeniería.
¿Cuáles son los pasos necesarios para aprender cualquier arte? El proceso de aprender un arte puede dividirse convenientemente en dos partes: una, el dominio de la teoría; la otra, el dominio de la práctica. Si quiero aprender el arte de la medicina, primero debo conocer los hechos relativos al cuerpo humano y a las diversas enfermedades. Una vez adquirido todo ese conocimiento teórico, aún no soy en modo alguno competente en el arte de la medicina. Sólo llegaré a dominarlo después de mucha práctica, hasta que
eventualmente los resultados de mi conocimiento teórico y los de mi práctica se fundan en uno, mi intuición, que es la esencia del dominio de cualquier arte. Pero aparte del aprendizaje de la teoría y la práctica, un tercer factor es necesario para llegar a dominar cualquier arte -el dominio de ese arte debe ser un asunto de fundamental importancia; nada en el mundo debe ser más importante que el arte.
Esto es válido para la música, la medicina, la carpintería y el amor-. Y quizá radique ahí el motivo de que la gente de nuestra cultura, a pesar de sus evidentes fracasos, sólo en tan contadas ocasiones trata de aprender ese arte. No obstante el profundo anhelo de amor, casi todo lo demás tiene más importancia que el amor: éxito, prestigio, dinero, poder; dedicamos casi toda nuestra energía a descubrir la forma de alcanzar esos objetivos y muy poca a aprender el arte del amor.
¿Sucede acaso que sólo se consideran dignas de ser aprendidas las cosas que pueden proporcionarnos dinero o prestigio, y que el amor, que «sólo» beneficia al alma, pero que no proporciona ventajas en el
sentido moderno, sea un lujo por el cual no tenemos derecho a gastar muchas energías? Sea como fuere, este estudio ha de referirse al arte de amar en el sentido de las divisiones antes mencionadas:
primero, examinaré la teoría del amor -lo cual abarcará la mayor parte del libro-, y luego analizaré la práctica del amor, si bien es muy poco lo que puede decirse sobre la práctica de éste como en cualquier otro campo.
Enseñar la fuerza crítica (El antimanual de filosofía pag. 29)
La Declaración universal de los derechos del hombre compromete naturalmente a formar por la «instrucción» sujetos capaces de comprender la filosofía de esa Declaración y a sacar de ella las fuerzas necesarias para «resistir al despotismo». Estos sujetos filósofos deberían estar en condiciones de asumir el espíritu y la letra filosófica de la Declaración, a saber, una cierta filosofía del derecho natural, de la esencia del hombre que nace libre e igual en derecho a los demás hombres, esto es, también, una cierta filosofía del lenguaje, del signo, de la comunicación, del poder, de la justicia y del derecho. Esa filosofía tiene una historia, su genealogía es determinada, su fuerza crítica inmensa, pero sus límites dogmáticos no menos ciertos. El Estado (francés) debería hacerlo todo, y ha hecho mucho, para enseñar (no digamos necesariamente inculcar) esta filosofía, para convencer de ella a los ciudadanos: en primer lugar, por la escuela y a través de todos los procesos educativos, mucho más allá de la antigua «clase de filosofía».
Del derecho a la filosofía. Ou droit a la philosophie, Galilée, 1990 (traducción para este libro de Irache Ganuza Fernández)
Pierre Hadot)
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