¿Por qué toman alcohol los jóvenes?
P
|
or
lo mismo que los adultos. No tanto por el sabor sino por el efecto. Hay una
cierta hipocresía social acerca de este tema, que nos impide ver claro que el
alcohol "pega" y que en eso consiste su éxito. Es una droga; una
droga legal, pero una droga. Y aún más: una droga encantadora, sensacional,
socializante, divertida, accesible, barata, generalmente manejable. Los chicos
toman alcohol para sentir la libertad y la distensión que a los adultos tanto
nos gusta sentir al tomar cerveza, vino, champagne o whisky. El problema es que
mientras los adultos pueden manejar su consumo, por experiencia y porque la
madurez aumenta la capacidad de autoconocimiento y autocontrol, los chicos no
evalúan correctamente los peligros y pueden dañarse severamente.
El consumo de alcohol
adolescente es uno de los temas más preocupantes para los padres que adoran a
sus hijos, un tema que quita el sueño y genera una comprensible angustia. El
problema merece ser abordado seria e imaginativamente
¿Por qué los
adultos no logran evitar que los jóvenes se maten bebiendo?
Hay varias
respuestas posibles:
Porque no se
preocupan verdaderamente por ellos y creen que decir lo que
debe hacerse equivale a educar (lo que es falso: educar es
ayudar a crecer, no enunciar distantemente qué está bien y qué está mal, y
encima hacerlo con enojo o decepción).
Porque no
saben tratar con los chicos cuando estos empiezan a hacerse adultos (tal vez
porque tampoco encontraron para sí mismos las respuestas que los chicos están
buscando y suelen pedir con una desesperación que hace tambalear todo a su
paso).
Porque por
más que dicen que no hay que tomar de más ellos mismos lo hacen (un poco al
modo en que muchos adultos de hoy dicen con indignación "los chicos no
leen", olvidando que jamás los verán con un libro en la mano).
Porque la
complejidad del tema supera los recursos espontáneos de la paternidad
bienintencionada y pide esfuerzos de comunicación y empatía con los que esos
adultos no cuentan.
¿Qué efecto tiene el alcohol como droga?
"Como todas las
drogas, el alcohol tiene un efecto sobre la personalidad y no sólo sobre el
cuerpo genérico"
|
Como todas
las drogas, el alcohol tiene un efecto sobre la personalidad y no sólo sobre
el cuerpo genérico. Hay quien se pone eufórico, hay quien se marea, hay quien
siente mucho sueño; hay quien se pone divertido y se acerca a la persona que
le gusta, hay quien se pone agresivo y se pelea hasta con los amigos a los
que más quiere.
|
El efecto
general podría ser descripto como el de la desinhibición: hace más livianas las
cosas que resultan difíciles, da aire a situaciones de encierro, muestra nuevas
perspectivas de vida, da coraje a quien se siente decaído, pero también aumenta
la sensación de desesperación en quien tiene tendencia a ella, etc. ¿Son buenas
estas cosas? Digamos que entre adultos responsables este consumo puede ser
evaluado positivamente como relajante o como un buen aterrizaje para días
exigentes, pero esto requiere ser capaz de mantenerse en dosis razonables.
¿Por qué
algunos chicos llegan al coma alcohólico y otros no?
Debe haber
razones circunstanciales inmanejables, pero también es cierto y comprobable que
los adolescentes que no saben cuidarse son por lo general los que no están
siendo bien queridos, es decir, los que no sienten el contacto, la cercanía, la
intimidad, con adultos comprensivos y maduros (hay muchas personas con
apariencia adulta que no lo es en realidad).
Los chicos
que corren más peligros son los que no tienen adultos emotivamente cercanos que
los ayuden a entenderse y a entender el mundo siempre complejo con el que los
humanos tenemos que enfrentarnos. Porque un gran amor que no sabe generar esta
cercanía no es más que una emoción remota, escondida, casi diríamos un amor no
realizado. No se trata tanto de decir cuánto quiere uno a sus hijos, sino de
hacer las cosas a las que ese amor nos compromete y jugarnos por él.
"La mejor manera de ayudar a un adolescente a enfrentar las
dificultades que plantea el alcohol es hablar con él, de sus emociones y de
las propias"
|
La mejor
manera de ayudar a un adolescente a enfrentar las dificultades que plantea el
alcohol (la necesidad de encontrar una medida, el poder negarse a la presión
de los pares, la posibilidad de evitar la solución rápida a las angustias
excesivas propias del desarrollo) es hablar con él, de sus emociones y de las
propias (es decir, que los adultos no se sitúen en una posición superior como
si lo tuvieran ya todo resuelto y abran también su verdad al contacto).
|
Nada puede
salvar a los chicos de los peligros del mundo, pero la intimidad bien vivida
con adultos amantes es lo más parecido a un poder protector que los acompañará
siempre.
¿Cómo hacer
entonces para resolver el problema?
Hay que
tener en cuenta que el alcohol acompaña desde siempre a la civilización humana,
en todas partes del mundo. Son buenas las restricciones de venta a los menores
de edad, los controles estrictos en boliches, etc. Pero no son la solución
completa.
Para poder
cuidar a los chicos de los peligros de una ingesta excesiva, o de un hábito
temprano, es necesario:
1) Entender
por qué el efecto del alcohol es tan buscado (no simplificar este punto, que es
clave, en una niebla moral falta de realidad).
2) Dar
información realista acerca de los peligros, es decir, enseñar a tomar (no
mezcles, no manejes, tomá mucho agua, pará a tiempo, negarse no es de persona
débil sino lo contrario), es decir.
3) Ayudarlos
a mejorar el control respecto de sus acciones (es decir, ayudarlos a madurar,
tratando no sólo el tema del alcohol sino las otras cuestiones que les
preocupan)
4) Ayudarlos
a dar rienda suelta a su libertad creativa y productiva, lo que equivale a;
5) Ayudarlos
a madurar pero mediante una capacitación en la lucha por sus deseos, porque la
insistencia en el deber, y sobre todo en un deber desangelado, jamás resultó
saludable para nadie.
Para todo
eso los adultos tienen que aprender:
a hablar con
los chicos (a hablar, no a putearlos o enseñarles desde una
posición superior dudosa: hablar es compartir), y a controlar ellos mismos sus
propios excesos.
Un último
punto: si los adultos se la pasan quejándose de todo, despreciando al mundo,
creyendo que la crítica es inteligencia (que no lo es, ni lo fue nunca), luego
no tienen que sorprenderse de la apatía de sus hijos, ¿qué mundo les entregan,
como escenario de vida posible? Adolescente que no aprende a volar se
emborracha hasta el desmayo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario